Noli nothis permittere te terere.

(Dont let the bastards get you down)

Nil desperandum

(Never despair!)

miércoles

Esa cosa llamada deseo

Me es demasiado difícil hablar con las personas sobre el deseo y el poder que es capaz de contener aún esta partícula del ser, aunque séanos todo esto en veces (la mayoría) desconocido.
“-No, eso no es posible. Nuestra voluntad no es libre, aunque el párroco sostenga lo contrario. Nadie puede pensar lo que quiere o hacer pensar a otro lo que a él se le antoje. Lo que sí se puede es observar bien a alguien.”
Dijo Herman Hesse, entre otras cosas.

La gente no sabe cómo comportarse ante lo que quiere. Y es ahí donde entran a la ayuda las mentiras (justificaciones) en vez de las verdades. Siguiendo esta lógica entenderíamos porque se rechazan las verdades, pues estando las verdades tan inyectadas de una idea, idea cargada del deseo de la persona, y reconocida esta persona incapaz de dar un sentido real a su sentir y, al no saberse dueña de un deseo propio, desconocerá qué hacer con él. Rechazando la verdad para rechazarse a sí misma.

Desligandose de eso que tanto asusta… El posible significado de un deseo al aire.


Se me aparece este recuerdo…

Una señora joven de aproximadamente 27 años de edad ve a su hija queriendo hacer algo, deseando algo (deseando entretenerse en su estado de niña), llorando por lo que no puede aún nombrar. Y frente a esto, aquello que le sea posible a la madre nombrar en el deseo su hija será determinado por la posición que tenga ella ante el deseo (pues solo los objetos del deseo son los que cambian, el deseo es un eterno movimiento). ¿Y cómo fue posible para esta madre consolidarse ante lo que puede desear (u odiar, según el caso)su hija y ella? Fuera tal vez según los modos mediante los cuales aprendió a desear, esto es, según la casa de donde viene, según el permiso de papa y mama de desear.

Con estos dos elementos (la posición ante el deseo y la estructuración de la posición) nos es posible ahora observar, y ver que la madre, ante el llanto deseante de su hija, se apresure a dar una respuesta al deseo que se aparece a ella y decir (literalmente fue dicho): "No se quiere quedar quieta, no entiende" que, según a mis luces me habla de una falta de compatibilidad entre los signos madre-hija, pegando así al llanto una serie de ideas equivocas, o, en otras palabras; ideas que nada tienen que ver con el llanto de este retoño humano, ideas que tienen más que ver con la idea que ella tenga del suceso (justificándolo en vez de acceder a la verdad y, determinado por esto, darle una dirección sana, un sentido).

En esta situación ante el deseo, en vez de ocuparse de dar un sentido -¿sano?- y una dirección al todavía incontrolado (al usar esta palabra trato de poner en juego la incapacidad del infante para controlar deseos), incontrolado ser, ocupase de explicar (se) que pasa para tranquilizar (se) en vez de educar la vida de la que decidió hacerse responsable al no usar condón (vertientes que nos tocara ocuparnos en otro lugar).

Entonces, ¿Qué sería lo más sano?
El control al que me refiero se encuentra en la posibilidad del sujeto de ubicar bajo un adjetivo emotivo calificativo tales impulsos de las personas basándose en lo que está pasando. Y, al ser este –deseo- puesto en categorías tales como dolor, tristeza, chiflado, enojado, molestoso, hambriento o aburrido basado en los sucesos por los que atraviesa la persona, y no por la idea que se tenga de esto, lograremos deleitarnos en el mismo deseo. O en este caso quien se deleitaría seria el bebe al serle satisfecho esto que no conoce.
Sentido y dirección se ven entonces determinados por la idea –desconocida muchas veces- que envuelve al momento en que se desea, como si esto ya hubiera pasado; y ciertamente ha.
Una vez hace mucho ella fue quien lloró y con su llanto aprendió que ella era una chiflada porque “no hace caso” y la madre se pelea con la hija porque no hace lo-que-debe-de-hacer.
Ella repite y justifica la repetición, no le es capaz vivir la verdad.

Y, ¿Qué es un hijo para mí?
Hijo en el amplio sentido de la palabra. Un hijo es el producto del esfuerzo de dos personas, es la aceptación y la búsqueda del sacrificio personal en donde dícese: En delante, mi felicidad es tu felicidad. Y por ello mismo buscaré la manera de encontrar un feliz modo de satisfacer tu curiosidad infantil hijo mío y no solamente la ubicaré respondiendo angustiadamente como si fueras un chiflado maleducado que no les deja -a los padres llenos de deseos insatisfechos- disfrutar del bello mundo porque nada mas el hijo grosero está llorando y pidiendo cosas; deseando.

Por eso creo que es una basura e mundo en el que vivimos. Y para cambiarlo tenemos primero que darnos cuenta de lo que hay que cambiar.
Nos importan demasiado las grandes cosas y hacemos a un lado las pequeñas, como la forma de tratar a un hijo/a.

No hay comentarios:

Publicar un comentario