Noli nothis permittere te terere.

(Dont let the bastards get you down)

Nil desperandum

(Never despair!)

domingo

Todo el mundo así lo hace

-Pero ¿por qué eres tan inconsciente con tu manera de tratar a plantas y animales, al planeta, a la vida?


-Ten en cuenta que nosotros los seres humanos de la nueva era vivimos ahora separados de la tierra, no necesitamos más de ella. Le contestó con un claro acento de seguridad, esa seguridad que puede ser solamente adquirida a través de la ignorancia.

Dolido y enojado, como perro apedreado frente a lo que había escuchado de parte del joven filisteo vase apresurado el intrigado aprendiz de filósofo a investigar el modo mejor y más rápido para demostrar la simpleza de sus convicciones, el vacío en su vida, la falta en “su” existencia.

Y viajaba él a través de los elementos de la historia; probando y sufriendo bajo todos los medios que le fueron posibles atravesar para enternder la vida y su relación con el todo. Entonces apoyado en teorías marxistas llego a desentrañar los tan insospechados lazos que se establecen y que por supuesto determinan el camino que es tomado en los modos de producción así como en la sociedad en su constitución. Se abrió camino entre las ideas religiosas más antiguas, aquellas que veían en la mujer a un ser divino y vio en ellas la bella conexión ser-naturaleza y no pudo menos que maravillarse en sí mientras danzaba con esos saberes, poniendo sobre balanza las definiciones otorgadas.

El gritaba, y se mecía, y tenía que decirlo, pero se callaba; pues las palabras no eran lo que en pensamientos había alcanzado, las palabras eran luego tan poca cosa.

Fue entonces cuando se decidió por visitar inocentemente a un jardinero, a un viejo marinero y a un músico todos amigos. Y fue ello  gracias al incontrolable deseo en él; deseo de datos precisos, datos que le ayudasen en la no fácil tarea autoimpuesta de explicar al filisteo la importancia del flujo y del buen vivir. Buscando el pronto entendimiento del sujeto en relación con la banalidad del pensamiento que desarrollaban los modos vividos en la mente del filisteo. -Aquel ignorante- decíase el enamorado idealista.

Fue al fin con todos es tos datos cuando se decidió a mostrar al empresario las pruebas de su erróneo postulado; hablándole de la belleza de los actos, recordándole el proceso humano de construcción del saber. Hizo hincapié en “La Ilíada” y “La odisea” como patrimonio humano, suyo también (pues ser filisteo no le quitaba lo humano, era un humano filisteo, pero humano al fin); creo que también hablo de Beethoven, hablo de los niños del futuro, y hablo de la paz. Así habló y habló. Y fue en medio de esa oda a la naturaleza cuando se vio interrumpido por el joven quien a modo de desesperación alzó la voz y dijo.

-Alto. ¿No crees que estas poniendo demasiada atención en una estúpida opinión? ¿Por que te ocupas de eso?- Dijo ofensivamente, o al menos así lo tomo el investigador.
-¡No te ocupes en tonterías!- Le dijo agresivamente.
-Espera un poco “maestro”, esas cosas que me dices las puedo yo también saber. No necesitas decirme. De hecho, ni me importan.

-¿Entonces porque creas destrucción y muerte justificándote en esas, según tus palabras, estupideces?! -Le dice el aprendiz enfurecido.
-Porque todo el mundo así lo hace.- Le dijo el joven canalla mientras se giraba y buscaba la manera de sobrevivir.

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