Noli nothis permittere te terere.

(Dont let the bastards get you down)

Nil desperandum

(Never despair!)

martes

Un momento y nada mas.

Lo asaltaron una vez, y cuando sucedió él simplemente se encargo de cerrar los ojos (acción que no duro más que unas milésimas de segundo) y pensó, como en situaciones similares que había escuchado, que ésto le pasó ahora a él también. Pero lo más extraño es que en la fracción de segundo en que su mente viajó pasando por las historias de su vida; se vio saboreando un helado, besando, platicando, llorando, se vio sintiendo. En fin, ninguna cosa importante.
Claro que inmediatamente después –cuando abrió los ojos y descubrió que realmente tenía a dos ladrones frente a él- les dio lo que requerían; cartera, celular y cadena de oro. Ellos, los ladrones, fieramente le amenazan con que no se le ocurra en momento alguno voltear a su cara ver, y él nunca lo hizo. Sin el acto de haber volteado supo que eran dos tipos. El de la izquierda era el más alto y estaba siempre apuntándole con un picahielo. Por la derecha tenia a un tipo más bajo pero más acelerado quien continuamente le amenazaba con su cuchillo en rápidos y nerviosos movimientos apuntando a la espalda baja y al cuello; espalda y cuello era el danzar del cuchillo, rozando las partes de su piel, mostrándole la facilidad con que podía ser cortada, como mantequilla, su delicada piel, su preciada existencia, su cuerpo. Y adentro tripas, ¿y adentro?; nada.

Unos segundos antes de irse y continuar lo que estaba mandado a hacer en ese día, James decide quedarse quieto, respirar y simplemente no hacer nada. Escuchando solamente lo que por ahí pasaba. Segundos después (que en esos momentos contaban como horas), y en silencio, captó los pasos; pasos apresurados de quienes le asaltaron, pasos apresurados de quienes como nunca antes, habían tenido tanto control sobre su vida . Tan cerca estuvo.

Ya pasados los días le cuenta a una amiga sobre el asalto en el que víctima fue y ella asustada le dice -"Qué bueno que no te paso nada"- Y, con cara de desconcierto, James asentía lentamente aunque realmente no sentía entender el sentimiento que le mostraba su amiga. Ella creyó que seguía asustado por que le robaron sus cosas. Él sabía que sí le había pasado mucho pero tal vez ella vivía distinto que él. Igual pero diferente.

Se sentía James como atontado, y todo esto porque no alcanzaba a entender la tan radical diferencia de ideas frente a un mismo suceso, todas esas ideas que se sucedían paulatinamente y sin control en su cabeza, todas las ideas transformadas en… ¿en qué?
Por un lado estaba todo claro, se encontraba seguro de que su amiga tenía la certeza de que fue bueno que no le pasara nada. O, mejor dicho; que dentro de todo lo malo (el robo de cosas) todo lo demás está bien (o sea, él es todo lo demás). Y aun así, por paradójico que pueda ser visto esto - Paradójico para james, a mi todo claro me queda-, por divergente que pueda ser considerado; él nunca se había sentido más vivo en algún otro momento de su vida; más feliz, y, por alguna razón tan divino en su condición de humano, en su condicion de mortal –James y sus gustos patéticos-. ¿Cómo fue todo eso posible? No tengo la menor idea -decíase simplemente entre pensamientos cuando con deleite repasaba el momento.
Pero el recuerdo quedó guardado, y la sensación tal vez jamás se volverá a sentir. Un picahielo fino, con punta y filo inolvidable y pegado con coraje a la parte trasera de la costilla izquierda. “Un poco más, solo un poco más” -Se hubieran escuchado los pensamientos que le pasaban si los tuviera en altoparlante; mientras se deleitaba imaginándose al helado acero entrando, sin oponer resistencia alguna, primero por la carne, quebrando unas costillas. ¿Calor? ¿Frio? ¿Es esto dolor? ¿Estoy gozando? ¡Estoy vivo! Nadie nunca me ha enseñado sobre estos sentimientos, reclamaba James y seguía pensando. Y con esta emoción que se desbordaba de James podemos entender que no fue todo; pues todavía estaba el otro cuchillo, y con él  otros sentimientos. Y en macabra danza pasaba de apuntarle atrás en la espalda como a raspar partes del cuello. Rozando con su imperdonable frialdad, quemándole con la posibilidad.

Pero ese era simplemente su deseo. Los otros no tenían nada que ver.

Aquellos bastardos lo único que buscaban era dinero, claro que se los dio (ni que no apreciara su vida, o, dicho más claramente, ni que no apreciara su muerte), claro que tuvieron sus cosas materiales y se fueron, se fueron a ser felices un rato mas.
¡Aquellos bastardos!

Ellos, los ladrones, se fueron apurados con la idea de haberle robado algo a alguien para poseer cualquier cosa que deseen poseer sin ser los “legales” propietarios.
Él, desafortunadamente se quedó ofendido, como si algo hubiera sido mal interpretado en esa singular negociación. Y si se sintió transgredido no fue en momento alguno por la cartera o "esas cosas”. De modo distinto todo ocurrió, pues "las cosas" no aspiraban en él a ubicarse en mayor grado, eran simplemente cosas. Se sintió fuertemente avergonzado ante el hecho de que el momento de mas vida de su vida, el momento de más intensidad, adrenalina y amor, ese día en que convivieron como iguales la pasión y el odio, juntos ellos para hacer en El la honesta significación de lo que es el "Ser". Bella definición de persona instaurada en su persona. ¿Cómo pudo haber sido posible que estos dos patanes se hayan llevado de mí este delicioso momento y me hayan dejado simplemente con un recuerdo y un deseo insatisfecho? -se decía- ¿Seré capaz de vivir en este mundo donde hasta los ladrones (los primeros en perderse en valor personal son aquellos que se dirigen hacia un bien general) hayan perdido el toque? ¿Qué ha pasado con los ladrones aquellos que, al igual que las personas otras -ajenos a su profesión- ocupabanse de los aspectos de honor que a su profesion se les adscribían?  Podemos decir que afortunadamente a los ladrones de nuestra sociedad solo les interesa el dinero. Como a los otros. ¡Date cuenta James!
La chica a la que le comentó le dio algo así como un sentido pésame por los objetos que había perdido. Y agradeció a no sé quien "que no le paso nada", cuando, al mismo tiempo, el más grande deseo de James en este momento era que aquellos sucios humanos, imposibilitados ante las más grandes bellezas del mundo, se atrevieran a hacerle el pequeñísimo favor, la no loable misión imposible para él.
Se podría decir que en ese momento, era un verdadero enamorado de la vida y de sus emociones, tan así que nunca, en momento alguno puso resistencia, pues no era ese el papel que le correspondía en ese momento desempeñar. Aún así, creía todavía firmemente en la posibilidad de existencia de seres iguales a él, a pesar de las diferencias, y que, al mismo tiempo que aman la vida, le odiasen por ser como es. ¿Cómo? Pues como es, la vida así es. Matándolo y elevando el robo a un nivel más personal. Seres tales que no temieran tomar un cuchillo y sin miramiento alguno simplemente, se atrevieran a… se atrevieran a… a cerrar los ojos y en atemporal momento deslizasen los actos de su vida hacia una estancia más cierta, más humana, más real.

Dices: "qué bueno que no paso nada" amiga de James.

"Qué bueno" solamente se apresuró a pensar James frente a la serie de sucesos que se desenvolvieron en el…

1 comentario:

  1. las ideas, un universo que nos separa, y aun asi la piel nos une y nos separa del resto.

    me gusto, sobre todo porque es algo que siempre sucede...

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